A las nueve de la mañana, nuestros deportistas llegaban a la Sala Polivalente de Bucarest, para empezar un calentamiento suave, y ver a sus contrarios que iban llegando antes de empezar oficialmente la competición.
Cristian Maestro, se "hermanó" con la selección nacional de Ucrania, a través de una admiradora, que se enamoró de nuestro deportista.
Poco a poco el nerviosismo aumentaba, y cada uno iba centrándose en sí mismo, buscando esa paz anterior al combate, esa calma tan necesaria, para que la mente y el cuerpo se encuentren unidos y respondan eficazmente ante la estrategia del contrario.
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